Foto: Luchon-Superbagnères
El agua en estado sólido: ¡mucha nieve!
Tal vez conozcas la estación de Luchon-Superbagnères por su dominio esquiable y por las numerosas actividades que se pueden realizar en ella. Para disfrutar de la nieve (o del agua en estado sólido), podemos recurrir a: los paseos con raquetas de nieve o en trineo de perros, el esquí alpino o de fondo, el esquí dentro o fuera de pista, el alpinismo o la escalada en el hielo, el trineo… Hay actividades para todos los gustos y para todas las edades.

El agua en estado gaseoso y líquido: las termas de Luchon
Pero la nieve no es la única forma del agua de la que podemos disfrutar en Luchon-Superbagnères. Cuando, tras una larga jornada en las cimas, el frío nos ha calado hasta los huesos, nada mejor para entrar en calor y relajarse que disfrutar de un largo baño de vapor en las termas naturales del Vaporarium, el único hammam natural de Europa. Podremos disfrutar de esta purificación a lo largo de los más de 150 metros de longitud que tienen sus galerías.
Y si queremos inmiscuirnos en la calma absoluta del agua en su estado líquido, podemos dejarnos llevar en las piscinas relajantes de agua termal a 34 grados. Equipadas con camas de burbujas, chorros y juegos de luces, harán que todas las preocupaciones del día a día desaparezcan. Además, gracias a sus propiedades terapéuticas, las termas cuentan con una amplia gama de curas y tratamientos.
¿Lo mejor de las termas? No hay límite de tiempo. Has leído bien: en el Centro de Forma y Bienestar de Luchon podrás disfrutar del vaporarium y las piscinas durante todo el día, si es que así lo deseas. Tampoco te preocupes por el precio: por tan sólo 15 € podrás disfrutar de un día de relajación absoluta en estas termas naturales.

Foto: Luchon-Superbagnères
El origen milenario de las aguas termales de Luchon
Las aguas termales de Luchon han sido famosas por sus virtudes terapéuticas durante más de 2.000 años, a pesar de que se estima que datan de hace 14.000 años.
Los romanos fueron los primeros en encontrar las aguas, excavando las primeras piscinas termales y construyendo la villa, que llamaron Ilixon (diosa de las aguas). Ese es el origen del nombre del Valle: Luxon o Luchon. En la antigüedad, se explotaban cuatro fuentes escondidas en una gruta. Los baños originales consistían en tres piscinas alimentadas de forma indirecta, consiguiendo así enfriar las aguas.
Tras seis siglos de grandeza, las invasiones bárbaras provocaron que las termas cayeran en el olvido, quedando su uso reducido a la población local. La atención volvería a las termas de Luchon en el siglo XVIII, gracias al Barón de Etigny, que las descubrió en un viaje a la ciudad y decidió construir edificios y estructuras para su uso. La llegada del Duque de Richelieu, que extendió por la Corte de Versalles la admiración por las termas, permitió tambien que se invirtiese en la zona.

A principios del siglo XIX, se crearon distintos baños para explotar las termas. Los baños del pueblo irían evolucionando a lo largo del siglo, descubriéndose nuevas técnicas y buscándose nuevas fuentes. Se hicieron baños con propiedades curativas, capaces de tratar, entre otras dolencias, la osteoartritis y las lesiones cutáneas. En 1867, las termas saltaron a la fama cuando el Príncipe Imperial, hijo de Napoleón III y la Emperatriz Eugenia, acudió a los baños a tratarse.
A finales de los años 20 del siglo XX, se descubrieron más de 1.200 metros de galerías del hammam excavado en la roca por los romanos. En los 60 se construyó el Vaporarium, único en Europa, aunque fue completamente renovado en 2010.
Las termas de Luchon-Superbagnères se mantienen en un proceso de constante renovación, permitiendo a los visitantes disfrutar de las aguas terapéuticas que ya aprovechaban los romanos hace más de 2.000 años, pero complementándolo con tratamientos de última generación. Un lujo al alcance de todos.
Más información y reservas en http://es.luchon-superbagneres.com/