Durante la temporada 2017/2018, la estación de Métabief ha contado con 46 mujeres en la pista trabajando mano a mano, con sus compañeros. 46 mujeres conforman su plantilla (de un total de 142 personas), lo que supone un tercio (32%) de su personal en total. Esta proporción aumenta al 50% cuando se trata de personal exclusivamente permanente.
Estas cifras son relativamente estables, aunque tienden a aumentar ligeramente en los servicios técnicos. Inversamente, también hay aumenta la cantidad de hombres que se unen al área de servicio al cliente, puestos que tradicionalmente ocupaban las mujeres.

Servicios técnicos que se feminizan

A pesar de la ausencia de mujeres en mantenimiento o mantenimiento de pistas, la proporción de mujeres tiende a aumentar en los servicios de pistas y remontes mecánicos.
Al servicio de las pistas de Métabief se encuentra Anaïs, pister de primer grado, que está en su cuarta temporada en la estación de Métabief. «Durante la temporada de verano soy monitora en deportes al aire libre, así que tuve que encontrar trabajo para la temporada de invierno. Siendo de Métabief, esquío casi desde que aprendí a andar. Estar presente y poder ayudar a los demás siempre ha sido importante para mí, por lo que, naturalmente, me presenté a la estación de Métabief como patrullera durante mi primera temporada. Luego hice el examen técnico, seguido del entrenamiento de pister de primer grado, explica Anaïs.
«Aprecio mis condiciones de trabajo y hacerlo con hombres no me supone un problema a diario. Sin embargo, hay que reconocer que aún quedan algunas ideas machistas y comentarios sexistas que subsisten, aunque yo no les preste atención. Durante mis últimas temporadas en la estación de Métabief, nunca he encontrado dificultades físicas insuperables», añade.
Foto : Anais, 25 ans, pister en Métabief
En cuanto a los remontes mecánicos, Sara, de 37 años, es trabajadora de temporada en la estación de Métabief desde diciembre de 2014. Solía trabajar en ayuda médico-psicológica en residencias de ancianos, pero decidió abandonar este entorno profesional e ir a la estación para dar un cambio a su vida y acercarse más a “sus” montañas y al esquí.
Actualmente trabaja como responsable de telesilla desenbragable en verano e invierno, tras haber ido ascendiendo poco a poco: «Comencé como operadora, pero tuve la oportunidad de formarme rápidamente para controlar primero telesillas de pinza fija y luego desenbragables.
No creo que el hecho de ser mujer haya impedido o impulsado mi progreso en ningún momento. Me interesé en mi trabajo y cumplí las tareas que me confiaron lo mejor que pude; mi evolución profesional vino después. Hay algunos momentos o comentarios que tal vez no se darían si fuera un hombre, pero la mayoría de las veces no veo la diferencia. Bromas dudosas o comentarios misóginos, ocurren raramente, pero existen. ¡Lo esencial para mí es hacer el trabajo, con el disfrute y las restricciones que implica! Y creo que ser mujer no cambia para nada la calidad del trabajo que puedo hacer», indica.

La importante contribución de las mujeres al buen funcionamiento de una estación

Los dominios esquiables son un asunto comprometido, dependiendo a veces de las condiciones meteorológicas o de la atención al cliente. Según Olivier Erard, director de la estación, «el enfoque de las mujeres ayuda a calmar ciertas situaciones. Cuando hay una mujer en un equipo, inconscientemente hay una vigilancia por parte de los hombres. Traen una cierta tranquilidad».
Por su parte, Anaïs expresa una gran humildad en este tema: «Por mi parte, no veo el hecho de ser una mujer como un beneficio o un inconveniente. Nos complementamos. Yo trato de aportar buena voluntad y atender a los clientes doloridos».
Lo confirma Sara, del servicio de remontes mecánicos: «En general, para mí no hay ninguna diferencia entre ser hombre o mujer en la vida cotidiana ni en el trabajo que hago. El interés, la curiosidad, el deseo de aprender, la conciencia profesional, el saber vivir y el saber estar son temas para los cuales el género no cuenta. Creo que debemos ocupar el mismo lugar y que se nos deben ofrecer las mismas oportunidades. Por lo tanto, me resulta difícil expresarme tratando de encontrar la diferencia, ¡ya que me aseguro de que no haya ninguna!».
En Métabief, la mezcla es muy importante. Aunque no existe un movimiento particular para feminizar la montaña, tampoco hay discriminación contra las mujeres. «Cada vez hay menos posiciones que requieren fuerza física. Reducimos el esfuerzo físico, ofreciendo las mismas oportunidades a hombres y mujeres».
En general, las mujeres están muy poco representadas en ciertos oficios debido a las condiciones de trabajo (como en apisonamiento o fabricación de nieve) que hacen necesario trabajar de noche o con horarios difíciles de conciliar con la vida familiar.

Obstáculos a la feminización de la montaña

Según Olivier Erard, los obstáculos ya no son físicos, culturales o de integración en el entorno de montaña. Hoy las dificultades son «puramente logísticas».
En Métabief, 31 de las 46 mujeres de la plantilla son menores de 34 años, lo que supone más del 67% del total de mujeres que trabajan en la estación.
Más allá de los 35 años, encontramos principalmente hombres. «Lo que impide la feminización de la montaña es sobre todo el modelo social. Para eliminar estos obstáculos, debemos desarrollar el modelo de cuidado de los niños, establecer servicios que faciliten la organización de la familia. Si funciona en otras áreas de actividad, ¿por qué no en las estaciones de esquí? Durante algunos meses del año es difícil, pero no imposible de imaginar».
El sector de la montaña se ha modernizado en gran medida en los últimos años, dando prioridad a las capacidades antes que al género. En lo que respecta a la vida privada, todavía es difícil para las mujeres conciliarla con la vida profesional, especialmente cuando esta última es estacional.

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